La vejez basada en una esperanza
Juan Antares
En la Roma de los Césares, la media vital de la población, no llegaba a los veinte años. A lo largo de la Edad Media, causa asombro el afirmar que un noventa por cien de los humanos se moría con menos de 19 años, es de hacer notar las, condiciones  infrahumanas que abrazaban la población de la época. Sin embargo a partir de este momento, al mejorar las condiciones de vida con una mejor alimentación e higiene; se alcanzan a finales del siglo XVI los veinticinco años, y los treinta en el siglo XVII. El gran descubrimiento de Pasteur y su aplicación generalizada con la milagrosa penicilina permite luchar con eficacia contra las infecciones, dando lugar a una tendencia acentuada en las expectativas de vida.
En la actualidad en España, las niñas tendrán una esperanza de vida al nacer de 82 años y los niños de 75. Si por el  contrario hubiesen nacido a principios de siglo, sería simplemente dos veces más corta. Sólo  basta recordar que a finales del siglo XIX la longevidad de los españoles rondaba los 35 años.
       Hagamos en este momento, un pequeño esquema de la esperanza de vida en los últimos 100 años:
Año 1900: Hombres 35, mujeres 36 años.
Año 1940: Hombres 47, mujeres 53  ".
Año 1950: Hombres 60, mujeres 65  ".
Año 1960: Hombres 67, mujeres 72  "
Año 1970: Hombres 70, mujeres 76  ".
Año 1980: Hombres 71, mujeres 78  ".
Año 1990: Hombres 73, mujeres 80  ".

En el año 1970, España contaba únicamente con 1.365 ancianos que, alcanzaban los noventa años y 78.000 las personas que contaban con sesenta y cinco años. Hoy las cosas han cambiado, pero de todas formas, y pese a una expectativa muy superior en la actualidad pocas comentadas, se está todavía muy lejos de acercarnos a aquellas longevidades que refieren. las mitologías de los pueblos antiguos. Sólo una ínfima minoría parece alcanzar límites superiores a los ciento diez años.

LA VEJEZ ES LA EDAD DE LA SERENIDAD: TAMBIÉN DE LOS DE LOS RECUERDOS. LA VIDA TIENE OTRO SABOR, OTRO RITMO. LAS ARRUGAS NO SON TRISTES CUANDO SE ALÍAN CON LA SABIDURÍA DEL ROSTRO. PERO SABIDURÍA NO QUIERE DECIR RENUNCIACIÓN.


Por falta de material estadístico, es muy difícil concluir cual era la duración media del ser humano antes del siglo XVIII, pues apenas se puede indagar en registros parroquiales, inscripciones judiciales y fechas en las tumbas de los cementerios, sin embargo, sabemos que la longevidad media no ha dejado nunca de crecer.
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