Prevención en la formación de úlceras en ancianos
Mª José Díaz López



La importancia de la prevención de las úlceras por presión radica en la necesidad de mantener la piel en buen estado para que pueda realizar sus funciones. Funciones tan importantes como la protección de los órganos internos aislándolos del exterior, para protegerlos del sol, de la invasión de agentes infecciosos como las bacterias. etc.
Otras funciones de la piel son mantener una temperatura constante. mantener nuestro nivel de agua mediante una barrera impermeabilizante. También nuestra piel es un órgano sensorial que permite alejarnos de aquello que nos pueda producir lesión como el calor, el roce contra una superficie, etc.




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  1. PREVENCIÓN DE LA FORMACIÓN DE LAS ÚLCERAS.
Debe entrarse por tal, evitar todos los factores que predisponen a su aparición, ya que una vez que se producen son difíciles de tratar y pueden comprometer gravemente el estado del paciente (infección generalizada). Las úlceras nunca son causa de muerte pero sí puede serlo la infección que desencadenan.

A) ALIVIO DE LA PRESIÓN EN LAS ZONAS DE MÁS RIESGOS. CAMBIOS POSTURALES.
Dependiendo de las posibilidades de movilización de cada enfermo, éstos se efectuarán cada dos o tres horas siguiendo una rotación determinada, garantizando en todo momento la comodidad del enfermo.

Colocando una almohada debajo de la cabeza, otra debajo de la zona lumbar, otra debajo de las piernas y otras dos una para cada mano, manteniendo siempre los pies en ángulo recto, el enfermo permanecerá en esta posición unas tres horas.

Colocando una almohada debajo de la cabeza, manteniendo ésta en el mismo plano del cuerpo, separar las piernas con otra almohada o cojín y colocar dos más, una en la parte posterior y otra en la anterior para garantizar la comodidad del paciente; se cambiará esta posición cada dos horas.

Colocando la cabeza ladeada y sin almohada, protegiendo la zona ilíaca con una almohada y poniendo otra debajo de los tobillos, quedando éstos en ángulo recto.
En los casos en los que el enfermo se pueda sentar, se colocará en un sillón con brazos, manteniendo el respaldo poco inclinado, se colocará un pequeño apoyo a nivel de las cervicales, otro en la zona lumbar, otro debajo de los muslos y otro debajo de la planta de los pies, evitando siempre que el enfermo resbale hacia delante.

B) USO DEL ARCO ANTIESCARAS.
Sirven para evitar que el peso de las sábanas y mantas estén directamente sobre los pies del enfermo evitando así la aparición de úlceras en los dedos.

C) USO DE COLCHONES Y CAMAS ESPECIALES.
Existen diferentes tipos aunque su fundamento es siempre el mismo: evitar la presión continúa sobre el mismo sitio desplazando sucesivamente los puntos de presión del cuerpo sobre la cama: consigue esto mediante un mecanismo de compresión-descompresión; los más empleados son los del aire y agua, aunque existen más modelos comerciales: cama libro (permite elevar o descender la cama por ambos lados), cama circoelectrik, colchones de esferas fluidificado,...

D) OTROS MEDIOS:
Empleo de diferentes cojines, almohadas, pieles de cordero, que evitan el roce continuado y ayudan a eliminar la humedad de la zona.
También se pueden emplear vendajes protectores de tobillos, codos, manos, etc..., que han de estar perfectamente estirados y secos.

2. CUIDADOS DE LA CAMA DEL ENFERMO Y SU HIGIENE.
La cama del enfermo debe permanecer siempre limpia y seca evitando en todo momento la existencia de arrugas; para eso se vigilará con frecuencia su estado y se procederá a estirar las sábanas teniendo la precaución de dejar la ropa que tapa el enfermo suficientemente floja a nivel de los pies.
En los casos de enfermos incontinentes o sondados, siempre que aparezca humedad se procederá a cambiar las sábanas tantas veces como sea preciso. El aseo de estos enfermos se realizará de un modo meticuloso teniendo la precaución de dejar bien secas todas las zonas conflictivas; en el momento del aseo se aprovechará para observar el estado general de la piel para detectar las zonas que empiezan a ponerse rojizas.
Una vez finalizado el aseo es conveniente realizar masajes sobre todas las zonas de riesgo. Los masajes más utilizados son los siguientes:
Rozamiento o circular: se realizará con la palma de la mano sobre una zona amplia apretando el plano muscular.
Amasamiento o "Petrissage": realizando movimientos circulares enérgicos que llegan a capas más profundas.
Despliegue o pellizco: consiste en realizar pellizcos grandes con los dedos de ambas manos sobre el plano muscular soltando en movimientos rápidos.
En los pies deben realizarse masajes que favorezcan la circulación de retomo permitiendo así la entrada de oxígeno en la zona.

3.- ALIMENTACIÓN.
Dado que la desnutrición y la malnutrición contribuyen a la formación de úlceras, en la dieta de estos enfermos se debe incrementar el aporte proteico (generador de tejido), vitamínico (favorecedor de la cicatrización y buen estado de la piel), líquidos (hidratación) y oligoelementos.

4. EDUCACIÓN DEL ENFERMO
Es fundamental para desarrollar actitudes de colaboración en el enfermo para prevenir la aparición de las úlceras; para eso se debe tranquilizar al enfermo; explicarle las razones y consecuencias de una forma comprensible. La participación correcta del enfermo requiere una continuada información para evitar posiciones inmovilistas o voluntarismos excesivos.

Las úlceras se producen por una presión continua de los tejidos sobre un plano duro que puede ser bien la cama o una silla de ruedas.
Esta presión en los tejidos disminuye el aporte de sangre hacia ellos, lo que provoca un descenso del aporte de oxígeno y de nutrientes, dando como resultado la muerte de esos tejidos. Esta muerte en los tejidos, o necrosis, da lugar a la úlcera.
La formación de las úlceras pasa por diferentes fases:
Las úlceras siempre son producidas por la presión prolongada del enfermo sobre una superficie dura, lo que impide la circulación sanguínea y la consecuente isquemia de los tejidos, sin embargo, la producción del trastorno resulta favorecida por diversos factores, entre los cuales se destaca la inmovilidad o movilidad escasa, la sequedad de la piel, exposición continuada de la piel a la humedad, heridas de la piel, edemas, anemia, desnutrición, obesidad, diabetes deshidratación, etc.
Observando los factores que pueden favorecer la aparición de las úlceras nos da las pautas para la prevención de las mismas.