¿Residencias?


Ocurre con frecuencia, que la familia forzada por un abanico de condicionamientos, se plantee aceptar la ayuda de instituciones dedicadas a la atención de las personas mayores.
Todo deudo del sujeto a internar, espera que tales establecimientos cumplan los requisitos mínimos que todo organismo dedicado a tales fines debe incluir como premisa y antecedente a cualquier proyecto de bienestar mínimo.

La ambivalencia válido-asistido, que en multitud de ocasiones dan lugar a situaciones confusas, conllevan a riesgos e inseguridades que todos debemos tratar de evitar. ¿Por qué esta afirmación?, porque ante tal ambivalencia, donde la persona mayor se encuentra en tierra de nadie, al estar privado de la memoria primera, del razonamiento claro, con perjuicio de la memoria y desorientación espacio-temporal, queda desamparada ante posibles y probables caídas, lesiones diversas, disfunciones orgánicas y todas aquéllas, propias e inherentes a su estado.
Tales realidades, no deben suponer un despropósito de los fines y conclusiones que toda institución dedicada al cuidado de nuestros mayores, debe presentar como premisa y antecedente a cualquier proyecto de bienestar mínimo.
Es importante entonces, reivindicar desde este prefacio, una nota protocolaria ante tales contextos, con el fin de paliar el perjuicio, menoscabo y daño que se pueda ocasionar a tales residentes, aumentando y aportando para tal conclusión, la infraestructura, medios humanos y aportes económicos necesarios para el proyecto e intento de paliar lo anteriormente expuesto.

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